Hoy, cuando la inflación devora los salarios y las esperanzas de la gente, cuando se pierden fuentes de trabajo, cuando muchas pymes cierran, los consorcios sufren particularmente esta situación.
Los consorcistas pagan con suma dificultad los servicios públicos de luz y gas, porque si no lo hacen se les suspende el suministro; pero muchos dejan de pagar las expensas porque en la disyuntiva económica de soslayar algún pago, lo menos riesgoso para el presupuesto familiar es ser morosos en las obligaciones consorciales.
Esto lleva a que los demás consorcistas soporten con mayor presión gastos consorciales ineludibles, como el pago de sueldos y cargas sociales al personal de encargados, la facturación global de AySA, los arreglos de ascensor, las reparaciones edilicias, etc. [...]